Somos menos curiosos y abiertos de lo que suponemos | 08 MAR 19

Usamos menos información de la que creemos para decidir

Las personas no aprecian la inmediatez del juicio, sino que suponen que considerarán más información antes de formar conclusiones
Autor/a: Nadav Klein and Ed O’Brien Fuente: PNAS published ahead of print December 10, 2018 https://doi.org/10.1073/pnas.1805327115  People use less information than they think to make up their minds
INDICE:  1. Página 1 | 2. Referencias bibliográficas
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Significado

Las personas clasifican fácilmente las cosas como buenas o malas, una adaptación bienvenida que permite la acción y reduce la sobrecarga de información. La presente investigación revela una consecuencia imprevista: las personas no aprecian plenamente esta inmediatez del juicio, sino que suponen que ellos y otros considerarán más información antes de formar conclusiones de lo que ellos y otros realmente lo hacen.
 
Esta discrepancia en el uso de información percibida versus real revela un sesgo psicológico general que tiene una relevancia particular en la era de la información actual. Presumiblemente, uno espera que el fácil acceso a abundante información fomente opiniones y perspectivas uniformemente más informadas. La presente investigación sugiere que el mero acceso no es suficiente: incluso después de pagar los costos para adquirir y compartir cada vez más información, la gente se queda corta y no la incorpora a sus juicios.

Resumen

Las personas emplean mucha menos información de la esperada antes de considerar a las cosas como buenas o malas
Un mundo donde la información es abundante promete oportunidades sin precedentes para el intercambio de datos. Siete estudios sugieren que estas oportunidades funcionan mejor en teoría que en la práctica: la gente no anticipa qué tan rápido cambian las mentes, creyendo que ellos y otros evaluarán más evidencia antes de tomar una decisión de lo que ellos y otros realmente hacen.
 
Desde la evaluación de pares, las perspectivas de matrimonio y los candidatos políticos hasta la evaluación de nuevos alimentos, bienes y servicios, las personas consumen mucha menos información de la esperada antes de considerar las cosas buenas o malas.
 
En consecuencia, las personas adquieren y comparten demasiada información en contextos de formación de impresiones: las personas sobrevalúan las pruebas a largo plazo, pagan de más las ayudas a la decisión y trabajan en exceso para impresionar a otros, descuidando la velocidad a la que se formarán las conclusiones.
 
En la era de la información de hoy, las personas pueden creer intuitivamente que intercambiar cada vez más información fomentará opiniones y perspectivas mejor informadas, pero gran parte de esta información puede perderse en mentes evolucionadas hace mucho tiempo.
 

Sistemas de pensamiento rápido (1) y lento (2) Daniel Kahneman

  1. Sistema 1 o implícito. Esta vía de pensamiento es rápida, automática, frecuente, emocional, estereotipada y subconsciente.
     
  2. Sistema 2 o explícito. Es lento, perezoso, poco frecuente, lógico, calculador y va acompañado por la consciencia de estar solucionando un problema.

Estos dos sistemas de naturaleza antagónica se encuentran en el día a día de todas las decisiones de nuestra vida.

Ganar y proporcionar acceso a la información no es tan valioso como la gente piensa

Se realizaron 7 protocolos experimentales controlados para poner a prueba cómo las personas toman decisiones y formulan juicios. Los estudios 1 a 4 documentan la discrepancia a través de muchos juicios, desde la velocidad (imprevista) en que las personas forman preferencias hasta la velocidad (imprevista) en que las personas juzgan a otros. Los estudios 5 a 7 resaltan sus consecuencias problemáticas: ganar y proporcionar acceso a la información no es tan valioso como la gente piensa.


Las opiniones vienen fácil

"Las preferencias no necesitan inferencias"
Con casi ninguna información a su disposición, las personas, sin embargo, forman impresiones duraderas acerca de extraños, se sienten conectadas o desconectadas con nuevos doctores, maestros y vendedores, y les gusta o no les gusta su consumo de bienes y experiencias. Las "preferencias", como se dijo, "no necesitan inferencias".
 
Las personas rara vez permanecen neutrales, incluso cuando se enfrentan a situaciones completamente nuevas, debido a un conjunto de respuestas afectivas del sistema 1 diseñadas para proporcionar una respuesta rápida en línea sobre el entorno actual.

Esta inmediatez de juicio permite la acción y simplifica la abrumadora cantidad de información que las personas tendrían que procesar en cada paso. Sin embargo, esta inmediatez también puede generar una importante desventaja: la gente puede no anticipar la velocidad a la que se formarán las opiniones. De hecho, las personas generalmente no son conscientes de sus propios procesos mentales y tienden a ver la mente como un árbitro del sistema racional 2.
 
Como resultado, las personas pueden creer que ellos y otros evaluarían pacientemente más evidencia antes de formar conclusiones de lo que ellos y otros realmente lo hacen, insensibles al hecho de que una vez que las personas comienzan a experimentar evidencia en tiempo real, al mismo tiempo reaccionarán, tomando una postura desde la primera pieza.
 
Entender mal lo rápido que cambian las mentes es especialmente costoso en la era de la información de hoy, con más acceso a más información que nunca. Con tal cantidad de información disponible, las personas podrían verse obligadas a asumir que es más útil obtener y compartir más información de manera uniforme, trabajando en vano para cambiar las mentes que se inventarán durante mucho tiempo.

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Experimentadores y predictores
Ganar y proporcionar acceso a la información no es tan valioso como la gente piensa
Siete estudios prueban esta hipótesis, incluidos más de 2,000 participantes de estudios de diversos orígenes. En un estudio típico, comparamos las estimaciones de los "experimentadores" que experimentan un estímulo pieza por pieza y se detienen cuando se han decidido al respecto, con los de los "predictores" que primero experimentan una muestra del estímulo (por lo tanto, saben exactamente qué imaginar) y luego predicen cuántas piezas necesitarían ver antes de decidirse al respecto.
 
Este enfoque se adapta a partir de la investigación sobre cómo las personas juzgan los puntos de inflexión del cambio, en el que los participantes evalúan las líneas de información pieza por pieza y se les pide que paren cada vez que sientan que han visto lo suficiente como para diagnosticar un patrón.La investigación actual explora la pieza crítica de los puntos de inflexión predichos frente a los reales.
 
Críticamente, enfatizamos que casi todos los estudios siguen un paradigma de "preexperiencia", de modo que todos los participantes, incluidos los predictores, experimentan el estímulo por primera vez una vez que están completos antes de calificarlo (más allá de solo leer una descripción). Por lo tanto, los pronosticadores están completamente informados acerca de "qué"
 

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