Los resultados de la investigación sobre transiciones y trayectorias educativas en Chile son dramáticos: revelan que existe a nivel nacional un diseño institucional que facilita el desarrollo de culturas escolares segmentadas. “En Chile hay un diseño institucional que permite y sostiene la desigualdad. Dependiendo de en qué clase social se nace o a qué escuela se asiste hay un sistema de organización y clasificación escolar que desarrolla, exacerba y legitima las desigualdades, en lugar de reducirlas”, dicen los resultados de un estudio presentado, el 15 de diciembre, por el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, Eduinclusiva.

Esta evidencia científica fue obtenida a partir de una encuesta de carácter representativa nacional realizada a estudiantes de enseñanza básica y media, y a sus apoderados, profesores y directores. Esto, con el objetivo de caracterizar las transiciones escolares y familiares que viven los niños, niñas y adolescentes (NNA) de Chile y relacionar estas transiciones con sus trayectorias educativas.

afiche estudio desigualdad eduinclusiva
Cedida

Eduinclusiva

“Los resultados son dramáticos”, dice Verónica López, directora del Centro Eduinclusiva y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. “La posibilidad que tiene un niño o niña en Chile de tener una trayectoria continua y lineal en el tiempo –es decir, terminar el último año de enseñanza media en el tiempo esperado y con los mismos compañeros de curso con los que empezó en primero básico– es pequeña y es aún menor para los estudiantes más vulnerables”.

Según Juan Carlos Oyanedel, investigador de Eduinclusiva, académico de la Universidad Andrés Bello y responsable del estudio junto a la Dra. López, “los efectos de estas trayectorias irregulares en el logro educativo, producto de la segregación interna por logro u otros elementos, son negativos y aumentan la probabilidad de repitencia y deserción”.

En Chile sólo el 13,9% de los escolares de enseñanza media posee una trayectoria educativa regular. Los resultados de este estudio apoyan la tesis de que las garantías de derechos sociales y educativos de NNA están diseñadas de manera desigual debido a la –aún permanente– segregación del sistema escolar, tanto a nivel de diseño institucional como en sus prácticas organizacionales al interior de la escuela.

Culturas escolares segmentadas

Las instituciones escolares caracterizadas en el estudio titulado “Desiguales por diseño: Transiciones familiares e inequidad en el sistema escolar” representan grupos de personas que tienen características diferentes.

“Claramente y a través de múltiples indicadores se observa que existe un espacio muy protegido en los niveles socioeconómicos más altos”, explican los investigadores. Así, por ejemplo, en colegios con un Índice de Vulnerabilidad Escolar (IVE) menor o sin IVE, vale decir, en aquellos establecimientos escolares que imparten la enseñanza a estudiantes que no están en situación de pobreza: se evidencian mayores niveles de bienestar subjetivo y social, menores problemas de violencia, menor cantidad de transiciones familiares y escolares, y mayores expectativas educativas.

En cambio, en las escuelas, colegios y liceos con un alto IVE –es decir, que enseñan a los estudiantes más pobres del país– se reporta un mayor número de transiciones familiares y escolares, menores niveles de bienestar en los estudiantes, pero también en sus profesores, y bajas expectativas educativas por parte de profesores y padres.

“Existe aún a nivel nacional un diseño institucional que facilita el desarrollo de culturas escolares segmentadas, donde algunas escuelas reclutan a los buenos estudiantes, los organizan y obtienen buenos resultados en un espacio de altas expectativas y otras simplemente hacen lo que pueden con los recursos que tienen”, afirman López y Oyanedel en el estudio.

Derecho a la educación

El informe de resultados de la investigación fue presentado durante un webinar en el que junto a los investigadores responsables participaron Francisca Morales, Oficial de Educación de UNICEF Chile, y Pamela Meléndez, abogada de la Defensoría de la Niñez.

Según la representante de UNICEF, la calidad de la experiencia educativa es clave para el desarrollo pleno y la capacidad de aprendizaje. “La escuela tiene que ser vista como un espacio de protección integral. El desafío de ser una escuela capaz de acoger a la diversidad tiene que ver con generar competencias y capacidades para mirar también los vínculos y las interacciones. En ese sentido, el estudio hace un tremendo aporte en recoger la mirada sistémica y poner el foco en la interacción entre el sistema familiar y el sistema escolar”, dice.

Pamela Meléndez, abogada de la Defensoría de la Niñez, destacó el énfasis que pone esta investigación en la educación como un derecho humano y en el deber que tiene el Estado de garantizarlo. “La oportunidad que nos ofrece es ir identificando aquellos problemas que están en el centro de nuestra sociedad que no permiten la plena realización de los Derechos Humanos, que no están entregando el derecho a la educación de manera universal ”, señaló.

Para los investigadores de Eduinclusiva pensar la escuela globalmente implica comprender el rol que cumple mitigando problemas sociales, y en el fortalecimiento comunitario, la formación ciudadana y la convivencia democrática. “Para lograr una educación inclusiva es necesario asegurar y acompañar trayectorias diversas y flexibles, generando condiciones de acceso, pero también de permanencia, aprendizaje, promoción y participación para todos los niños, niñas y jóvenes”.