La imprescindible lucidez de Antonio Damasio | 03 ABR 18

"Los sentimientos expresan mentalmente si la homeostasis está funcionando o no"

El profesor de la Universidad del Sur de California defiende en su último libro que el origen de la cultura humana se encuentra en los sentimientos que orientan la inteligencia
Autor/a: Daniel Mediavilla  El País, Madrid

La vida en sociedad, la capacidad de compartir pensamientos y de cooperar son rasgos que asociamos a la humanidad, pero su germen ya latía en la vida primitiva hace cientos de millones de años. En su último libro, El extraño orden de las cosas (Destino), el neurólogo Antonio Damasio (Lisboa, 1944) cuenta cómo las bacterias, similares a las primeras formas de vida, ya crean una dinámica social compleja. Estos microbios cooperan entre ellos para obtener recursos o imponerse en un territorio y condenan al ostracismo a individuos egoístas que no contribuyen a la causa común.

Aquellos mecanismos fundamentales ganaron complejidad con la aparición de los sistemas nerviosos y permitieron la aparición de la razón, que nos definen como humanos, y los sentimientos, que también lo hacen, aunque a veces se nos olvide. “Quiero que los lectores sean conscientes del vínculo entre lo que es nuestra vida cultural ahora y lo que es la vida de los primeros organismos. No es que los primeros organismos fuesen nada y nosotros todo, es una continuidad”, asegura durante una entrevista en Barcelona el profesor de la Universidad del Sur de California.

Después de realizar una descripción detallada de cómo cree que aparecieron los sentimientos, Damasio defiende su papel fundamental como guía para la acción, como impulsores de las artes o la medicina al hacernos buscar un equilibrio (un estado de homeostasis) que nos produzca bienestar. Como lleva haciendo durante gran parte de su vida, recuerda que la racionalidad no se puede separar de la emoción, igual que el cuerpo es inseparable de la mente.

Pregunta. ¿Por qué dice que no se da a los sentimientos la relevancia que tienen?

La visión de la humanidad se está convirtiendo cada vez más en una visión algorítmica. Todo opera de acuerdo a códigos, ya sea genético o los códigos de sistemas de computación

Respuesta. Si vienes de las humanidades o trabajas en las artes, o eres un ser humano normal, sabes que los sentimientos son importantes. Pero si observas el mundo de la tecnología y la ciencia, te das cuenta de que los sentimientos tienen cada vez menos peso en el discurso. Si vas a lugares donde la ciencia y la tecnología están más cultivadas, como Silicon Valley, verás que los sentimientos allí no son importantes, que lo importante es la inteligencia y que la inteligencia no involucra los sentimientos.

La visión de la humanidad se está convirtiendo cada vez más en una visión algorítmica. Todo opera de acuerdo a códigos, ya sea genético o los códigos de sistemas de computación. La noción de la computación es muy dominante en la cultura y es la razón por la que he insistido en el hecho de que no se da suficiente valor a los sentimientos. El motivo por el que no se les da importancia es porque no se les considera fuente de cultura. Hace unos años, durante un mes estuve preguntando a amigos y colegas sobre el origen de la cultura. ¿Por qué desarrollamos las artes, la ciencia, la tecnología, los gobiernos?

Las respuestas eran que, obviamente, porque somos muy inteligentes, porque tenemos una gran capacidad intelectual, porque tenemos habilidad para comunicarnos con lenguaje. Ni una sola persona dijo que era por la motivación que recibimos a partir de nuestro sistema de creencias. Creo que ha pasado desapercibida la idea de que los sentimientos de dolor o sufrimiento o de intentar estar bien motivan todo la creación de esas prácticas e instrumentos de la cultura.

Y luego es verdad que el intelecto es extremadamente importante, porque si vas a inventar un refugio o ropa, o medicina para tratar el sufrimiento, tienes que saber aplicar tu intelecto. Pero estás haciendo todo eso porque tu sistema te pide que lo hagas a través de los sentimientos. La medicina se inventa porque hay dolor y el doctor te da una medicina. ¿Cómo sabéis tú y el doctor que la medicina está funcionando? Lo sabemos porque el dolor desaparece y el sentimiento de dolor desaparece y aparece otro que es el de bienestar. Así que son los sentimientos los que nos ayudan a interpretar el efecto del agente cultural.

La cultura funciona por un sistema de selección parecido al de selección genética excepto que lo que está siendo seleccionado es un instrumento que ponemos en práctica. Los sentimientos son un agente en la selección cultural. Creo que la belleza de la idea está en ver los sentimientos como motivadores, como un sistema de vigilancia, y como negociadores.

P. En el libro habla también de la crisis de los sistemas políticos en regiones que se podían considerar exitosas, como EE UU o Europa. Es curioso que tras la caída del comunismo y cuando había quien hablaba del fin de la historia se reavivan nuevos conflictos como vemos en España con Cataluña o el Brexit en Reino Unido. ¿Necesitamos el conflicto?

R. Podría ser. He pensado a veces sobre ello, pero creo que no es así. El gran desencadenante del conflicto actual es el capitalismo desatado que hemos tenido en los últimos 20 o 30 años. Tras la Segunda Guerra Mundial hubo una época de una homeostasis inmensa, una época de reducción de conflictos, a pesar de Vietnam o la guerra de Corea. Hubo alguna guerra casi en todo momento, pero no una guerra generalizada. Se crearon las Naciones Unidas, una carta por los derechos humanos, hubo un periodo considerable de justicia y cierto grado de igualdad. Pero después, hacia el final del siglo XX, las desigualdades comenzaron a crecer de forma intensa. La gente, estadísticamente, está mejor si se consideran los grupos, pero si miras a los individuos hay una tremenda cantidad de sufrimiento individual y miseria.

El gran desencadenante del conflicto actual es el capitalismo desatado que hemos tenido en los últimos 20 o 30 años

P. Pese a que ahora tenemos otra forma de entender el mundo distinta de la religión como es la ciencia, el atractivo de las creencias religiosas sigue siendo muy elevado. Usted menciona que hay una selección natural favorable intensa para esas creencias. ¿Es posible que a veces nos veamos atrapados por determinados sentimientos que fueron útiles en el pasado y ya no lo son?

 

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